La calma y el sosiego internos han sido menospreciados en tiempos modernos porque se les confunden con la inacción. Pero los Samuráis sabían lo poderoso que son pues no solo ayudan para tomar decisiones acertadas, sino para fortalecerse en medio de los momentos adversos
PERLA CRESPO-IZAGUIRRE
“Como es adentro es afuera”, dice un viejo axioma proveniente de un antiguo libro de sabiduría hermética. Y es que lo que acontece en nuestro interior puede perturbar la paz o alterar la percepción de lo que pasa en nuestro entorno. No en vano se dice –en psicología y hasta tendencias new age- que los verdaderos cambios en la vida comienzan desde nuestro interior. Probablemente la vida moderna haya restado importancia al poder que tiene la paz o sosiego interno. Pero esta sale a flote cuando lo externo nos abruma al punto de mover nuestro equilibrio.
Sí. Las relaciones complicadas, el estrés del trabajo, las crisis económicas y las tensiones políticas son factores externos capaces de sacarnos de balance y contribuir con la diminución de nuestras defensas. ¿Conclusión? Viene el pase de factura del cuerpo: la tensión sube, los problemas cardíacos aparecen, nuestros nervios se descontrolan y el sistema colapsa. ¿Y todo por qué? Pues porque no se tiene un soporte del cual echar mano cuando los primeros síntomas del desplome se presentan.
Serenidad el arma del guerrero
La serenidad -una virtud menospreciada en tiempos modernos- era, en la época de los samuráis, el poder más ansiado por los guerreros, ya que es desde esa calma (que nada tiene que ver con pasividad) desde la cual se puede leer el contexto que nos permitirá saber cuándo movemos y dónde fijar los objetivos en el largo plazo.
«Probablemente la vida moderna haya restado importancia al poder que tiene la paz o sosiego interno. Pero esta sale a flote cuando lo externo nos abruma al punto de mover nuestro equilibrio».
Es por eso que calmar los monstruos internos es tan importante, pues si bien la mente puede ser nuestra mejor aliada, también puede ser nuestra peor pesadilla. Para ello hay conseguir situarse por encima de las preocupaciones para no ceder a sus engaños que nos confunden y neutralizan. Y mejor, cuando logramos vencer estos demonios, será más sencillo restarle poder a cualquier tormenta externa que se presente.
Pasito a pasito, suave, suavecito
Los expertos aseguran que las persona con herramientas internas -léase creencias religiosas, pautas espirituales o simplemente resilientes por naturaleza- son más capaces de resistir a los embates o altibajos de lo que corrientemente llamamos infortunio. Esto se debe principalmente a que la fe, la esperanza o hasta la certeza de que todo “pasará”, los hacen, si bien, no inmunes, si fuertes a las trampas de la mente.
¿Pero cómo conservar la fe o la serenidad interior cuando todo parece caerse a pedazos a nuestros alrededor? Si bien no hay una sola respuesta para ello y tampoco hay fórmulas mágicas, si existen pautas básicas a seguir. Te doy algunas…
Elegir lo positivo por encima de lo negativo. Esto no quiere decir que te abandones a la negación. La realidad está allí, y cuando es ruda, puedes decidir -de manera consciente- verla como una oportunidad de transformarte y encontrar el potencial de fortalecimiento que hay en ella. En esto se basa aquello de ver el “vaso medio lleno, en lugar de medio vacío”. Es también privilegiar los pensamientos positivos y restarle peso a los negativos.
Alejarse de los pesimistas. Pesimistas, quejumbrosos, fatalistas son personas que buscan atención regodeándose en lo negativo: noticias, situaciones, tragedias, etc. En el fondo son vampiros energéticos que se nutren de la angustia que pueden generar en otros. Cuando puedas detectarlos, huye en sentido contrario, y cuando no puedas –por razones sociales o de espacio físico- practica una herramienta poderosa del Ho Oponopono: limpia repitiendo mentalmente la palabra ‘gracias’, mientras sonríes y lo escuchas, sin dejar que su veneno penetre en tu sistema.
Visualización creativa. Estudios muy reputados aseguran que la visualización en positivo es una poderosa herramienta para superar la angustia e incertidumbre. Esta técnica consiste en recrear en la mente un momento del pasado o crear una situación ideal y disfrutar de cada sensación que ella genere y hacer de esa sensación un estandarte, una fuente de poder, un cargador energético.
Actuar como sí. Eduard de Bono en “Sombreros para pesar” habla de esta técnica y es muy simple, aunque puede sonar muy loca. Consiste en vivir el estado que se desea tener en el ahora. Es decir, si quieres ser feliz, actuar ese mood, sin importar qué. Actuar como sí impulsa a la acción, por lo que no tendrás tiempo para quejarte de tus desgracias o revolcarte en tus miserias ya que tendrás que ocuparte de mantenerte feliz. Es como si instalaras en la computadora de su vida un programa que desinstala el molesto software de la tristeza. Ojo. No es fácil, y necesitas mucha práctica y sobre todo consciencia.
Como verás no son recomendaciones mágicas, pues todo requieren trabajo y consciencia, pero en todo caso, esa calma que necesitas para trascender las tormentas que vives, bien lo valen. ¿No lo crees?
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