La seducción de los olores


El imperio de los 5 sentidos (parte I)

El sexo está más en la cabeza que en otras partes, y conocer esas partes es un arte que se aprende. Y es que el cuerpo humano es un laboratorio abierto las 24 horas y presto a dotarnos conocimientos infinitos. Explorar los sentidos es, quizás, uno de los pasos más inteligentes para adentrarnos en ellos. ¿Por cuál empezar? Acá iniciamos una pequeña guía para que inicies tu propio camino de descubrimiento

PERLA CRESPO-IZAGUIRRE

Siempre lo repito. El sexo está más en la cabeza que en otra parte. No obstante, conocer al dedillo esas “otras partes” es lo que hace la diferencia. Y es que saber cuándo y cómo estimular los sentidos es la plataforma inicial de una relación sexual inolvidable e inagotable.

En el libro Cada parte tuya: Manual del erotismo de Roberto De Vries y Miriam Freilich (Editorial Alfa, 1992) se explora de manera extensa esta temática, sugiriendo incluso técnicas específicas para instar a cada sentido a emitir una respuesta. Lo interesante de este texto es, sin duda, la manera en que los escritores inducen al lector a explorar profusamente en las virtudes de órganos sensoriales como el olfato y la vista, activadores importantes del impulso sexual que suelen, en ocasiones, estar relegados a segundo plano.

No obstante, no hay mejor libro que nuestro propio cuerpo para aprender al respecto. Tan ilustrativo como sabio, el cuerpo humano es un laboratorio abierto las 24 horas y dispuesto a dotarnos conocimientos infinitos. En este sentido la norma exige que la exploración empiece por casa, porque en definitiva, nadie puede saber de algo que jamás ha experimentado. 

El primer paso hacia el conocimiento de uno mismo es el destierro de los tabúes. Solucionado este aparatoso percance el resto del camino será más fácil. He aquí algunas sugerencias para el periplo:

  • Averigua cuál de tus sentidos es el más sensible y qué cosas lo estimulan
  • Presta igual atención a los otros cuatro y no los dejes en segundo plano
  • Experimenta a toda hora del día y colecciona las sensaciones que estas prácticas te prodigan
  • Nútrete de estos aprendizajes y enriquece tus relaciones sexuales

Una vez digeridas estas sugerencias conviértete en un maestro en el arte de la estimulación de cada uno de los sentidos. 

El amor entra por la nariz

Si eres de las que piensa que el amor entra por los ojos, déjame sacarte de tu error, pues evidencias científicas indican que entra por la nariz. Y es que las feromonas (sustancias químicas que liberan algunos seres y que producen una respuesta en la misma especie) nos hacen ser atraídos por otras personas, despertándonos el deseo sexual.  

Los científicos aseguran que todos tenemos preferencias por el olor corporal de algunas personas, y es que al parecer el olfato nos sirve guía -como una suerte de detector- hacia personas con nuestras mismas inclinaciones.

Según afirman diversas investigaciones los efectos del olor en la atracción sexual reside en un segmento de ADN llamado “Complejo Mayor Histicompatible” (MHC) capaz de reconocer en gran número de sustancias extrañas que penetran en el cuerpo. En 1990 el doctor C. Wedekind de la Universidad de Berna (Suiza) experimentó con las diferencias del segmento de ADN y probó que las mujeres tienen un olfato extremadamente fino para distinguir las diferencias genéticas más sutiles en el MCH de los varones.

No por nada, olfato es el sentido más fuerte al nacer y tiene una memoria excepcional superior al tacto, el oído, el gusto y la visión. De hecho, hay quienes con un olor recuerdan un paraje casi olvidado de su vida. 

Otro interesante estudio a este respecto fue el hecho por el doctor Alan Hirsch de la Fundación para el Tratamiento del Gusto y el Olfato de Chicago, el cual evidenció una notoria conexión entre el olor y la excitación sexual. A decir de este neurólogo norteamericano esto se debe a que ambas cosas se procesan en la misma área cerebral. En pocas palabras, al alborotar el olfato de tu pareja, activas las mismas urgencias eléctricas que siente cuando te diriges a sus genitales. 

¿Cómo emplear entonces este conocimiento? Muy sencillo. Según muchas encuestas las mujeres se sienten seducidas por las cadencias aromáticas de lavanda, limón y especias de ciertos perfumes masculinos, que despiertan en ellas las imágenes preconcebidas de la masculinidad. De la misma manera el público masculino se inclina hacia fragancias con dejos de vainilla, flores y maderas exóticas que por un lado lo devuelven a la infancia y por el otro perpetúan la idea de la feminidad transmitida por generaciones.  

Sin embargo, es importante tener presente que estos aromas no deben arropar los olores naturales y personales que nos distinguen de otros individuo, tal como lo hacen nuestras huellas digitales. Obviamente, lo agradable o desagradable de estos dependerá del aseo personal o de lo sensible que sea nuestra pareja a ciertos humores. Lo importante en todo caso es realzar el olor personal con algo de perfume, mas no ocultarlo tras este.

Así pues, si creías que en el sexo, todo estaba dicho, tal vez el sentido del olfato puede darte más de una sorpresa y ayudarte a conocer sensaciones que ni te imaginabas que existían. Atrévete a oler.


Trucos Infalibles

Aromaterapia: incienso o saché con notas de canela, rosa o almizcle. Estos olores relajan y crean un ambiente propicio para la seducción.

Juegos de adivinanzas: acá hay que aplicar algo de creatividad. Abastécete de frutas, cosas personales o flores, sin que tu pareja lo sepa. Véndale los ojos y páselas lentamente por la nariz para que adivine qué es y te diga que le sugiere (ten en cuenta todo lo que exprese, te podría ser de mucha ayuda para posteriores ocasiones). Luego de estimular este sentido por un buen rato, hazte de uno de estos olores (ya sea frotándotelo en alguna parte de tu cuerpo o de otra manera) e invita a tu pareja a que descubra con su olfato dónde quedó situado.

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